Muchas personas influyeron en la conversión de Agustín ; especial mención merece San Ambrosio, obispo de Milán. Su influencia no estuvo tanto en un contacto personal, cuanto en su predicación , que lo llevó a descubrir cuán diferente era la fe cristiana de lo imaginado por él. Ambrosio con sus sermones le enseñó a interpretar los textos bíblicos, y a meterle algunas ideas totalmente nuevas: "Me di cuenta, con frecuencia, al oír predicar a nuestro obispo… que cuando pensamos en Dios o el alma, que es lo más cercano a Dios en el mundo, nuestros pensamientos no captan nada material". La lectura de los libros de los filósofos platónicos le dio una penetración más profunda en le mundo del espíritu, y esos escritos le dieron la respuesta al cadente problema del mal. Algunos amigos le refirieron relatos ejemplares de personas importantes convertidas a la fe cristiana.