Con todo lo importante que sea el trabajo pastoral asumido por amor de Dios y del prójimo, no puede llevarse a cabo sin una vida de contemplación, oración y estudio. Un buen pastor de almas debe prestar oído atento a la palabra de Dios antes de anunciarla. Escuchar la palabra divina constituye un aspecto de la contemplación. Sobre las cumbres del monte, como el apóstol Pedro, el trabajador pastoral recibirá la luz y el alimento espiritual para distribuirlo a los demás. La elegante y hermosa Raquel es para Agustín imagen de la vida contemplativa y Lía, de ojos apagados pero fecunda, imagen del diligente predicador. Lo mismo puede decirse de María y Marta, pero Agustín rehúsa interpretar las palabras de Jesús a Marta "Maria, Maria, te preocupas y te agita.s por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola, María ha elegido la mejor parte" como un reproche: "gómo podría Jesús dirigir un reproche a Marta, contenta por recibir a tan excelente huésped? Si eso fuera un reproche, no habría nadie para cuidar de los necesitados. Todos escogerían la mejor parte para decir: empleemos todo nuestro tiempo en escuchar la palabra de Dios. Pero si esto ocurriera, no habría nadie para atender al forastero en la ciudad, al necesitado de alimento o vestido, nadie para visitar los enfermos, nadie para liberar a los cautivos, nadie para enterrar a los muertos. Las obras de misericordia practicadas en favor de los necesitados son imprescindibles aquí en la tierra"